jueves, agosto 10, 2006

Entre orejas y el verano

A mi sobrino no le gustan sus orejas. Tiene casi un año y apenas pasa sus manitas por su cabeza y las siente, se las jala intentando arrancarselas. Sus papás lo detienen por que a veces lo hace tan fuerte que pareciera que intentándolo un poco más, lo logrará.
Todos sonrien y rien cuando de vez en vez se las (re)descubre, pero apenas el niño se toma en serio su trabajo ahí van de nuevo a quitarle las manos de las dos orejas, a hablarle como si fuera un retardado (no cosita, no mi amor, no pechocho) y a distraerlo de su misión.
Yo digo que lo dejen, a veces jugando con él le paso la manita por esas protuberancias y se lo recuerdo. Él, muy serio, inicia con su labor de intentar moverlas de su lugar. No creo que alguna vez lo logre. Pero deberian dejar que lo intente.
Si Josean desde ahora no las quiere, pienso que tal vez pueda estar relacionado con que los niños son mucho más sabios que nosotros y seguro sabrá que escuchar en muchas momentos no sirve de nada. Que ellas (sus orejas) una gran parte del tiempo solo le ayudarán a ponerse triste. Tal vez dentro de su lógica (una lógica limpia y sin recovecos a la que todos deberiamos regresar de vez en vez) él ha notado en el poco tiempo existiendo por aquí que en realidad nadie las usa. Que de alguna manera estorban.
Y mientras lo veo tocandose las orejas, entendiendo esos laberintos con sus pequeños dedos y viendo como comienza a jalar, me llega de golpe la tonada de "Penny Lane" y el sentimiento de cariño hacia otras canciones y otras cosas que sólo tienen que ver con sónidos (el golpeteo de las teclas cuando escribo, la risa de la nena o la lluvia muriendo en la ventana) y me descubro sosteniéndole las manitas como todos lo hacen. Tal vez la cuestión no es que no quiera a sus orejas, si no que aún no entiende para que son.
Lo cargo y me lo llevo a su cuna mientras le canto al oído una canción que desde hoy sólo será nuestra. Pienso que puede ser lindo que una persona en el planeta pueda pensar en ti (recordarte) como una canción o un tarareo.
Total, existe siempre la oportunidad de taparse las orejas cuando uno no quiere escuchar, pienso. El bebé duerme profundamente mientras, bajito casi en secreto, así al oído, suena "Summertime" con Ella Fitzgerald. ¿Quién mejor que ella para convencerlo de que las conserve?

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