lunes, agosto 14, 2006

Cicatrices

Mi cuerpo está lleno de cicatrices. Si lo observo detenidamente, paso a paso, centímetro por centímetro, puedo darme cuenta de eso.
Mis brazos, mi cara, mi entrepierna. Los tobillos, las manos, el estómago.
Algunas pequeñas y otras enormes y profundas, muchas invisibles. Están ahí.
Y no importa que haga (o que hacía) puedo (podía) ocultarlas un momento, pero no para siempre.
Las que más duelen, las que he intentado ocultar con más ahínco, son las que nadie, (solamente yo), puede ver. Las que me recuerdan en el espejo que la vida está pasando, que mucha vida ya pasó y que existe aún todo un paisaje, todo mi cuerpo para cicatrizarse en el futuro.
Y hoy, después de salir del baño y mirarme en ese espejo que tanto amo/odio he observado una a una mis laceraciones. He recordado cuando fueron hechas, cómo se encarnaron en mí. Y he sonreído.
Al final del día creo que quiero a mis cicatrices.
Quiero esa justo arriba de mi ceja izquierda que me salió por rascarme con varicela a los siete. Me gusta esa otra que tengo en el hombro y que tiene forma de estrella y adoro esta pequeñísima (sólo en tamaño) justo en medio de mi brazo, por donde pasan las venas. Es apenas un punto, pero es mi mapa y mi memoria para no perderme otra vez.
Sé que las volveré a odiar al pasar las lunas y los soles. Pero hoy, por esta noche, hago las paces con mis cicatrices.

3 comentarios:

El Aviador Capotado dijo...

Eres el rayo
nacida del gríto.
feliz meteorito,
de alguna explosión.
Eres la unión
de dos cuerpos celestes,
tu madre y tu padre
en el ojo de Dios.

L. Pastor

Para Astillas desde el cielo azul.

¡Adíós!

Eulalia dijo...

Sin tus cicatrices no serías como eres. Tus cicatrices son tú.
Un beso.

Astilla dijo...

Eulalia, tienes razón. No sería yo, y francamente, en estas temporadas me estoy gustando mucho, así completita. Con cicatrices y todo.
Un beso.