jueves, marzo 29, 2007

Al otro lado del abismo...

He llegado a un punto de mi vida en donde me siento justo al borde de un abismo de película.
Así con acantilado enormísimo, mar agitado y gris hasta el fondo y yo con algún vestido de esos que se olanean con el aire. Y como en las películas, de espaldas, volteo hacia esa oscura distancia y de la roca donde estoy caen pequeñas piedritas que van desapareciendo de mi vista.
Últimamente me siento así, sin angustias ni amenazas por la terrible caída que parece inminente.
Más bien serena y sin prisas, como si tuviera bajo la falda un enorme paracaídas invisible.

10 comentarios:

Arcángel Mirón dijo...

Ese final es muy bueno, Astilla. Y debe ser así, nomás.
Luego de pasar por ciertas situaciones límite deduzco que de hecho sí tenemos un paracaídas en algún lado, aún sin saberlo. Somos más fuertes de lo que creemos.

Un abrazo y ánimo.
Todo pasa.

Z... dijo...

¿será la paz que está llegando?
(sin angustias ni amenazas... así lo has dicho, y eso es bueno)

un beso!

Anónimo dijo...

De todas maneras, es conveniente que compruebes que el paracaídas funciona correctamente.
Vivir al borde de un abismo así es atrayente, pero puede tener sus inconvenientes.
Besos.

Anónimo dijo...

Los abismos me dan miedo. Cuidado donde pisas, que no eres Mary Poppins...
Que bien que estés tranquila.
Un beso, Astillas

Sr. Curri dijo...

No recuerdo de quién es la frase, pero creo que se le atribuye a Nietzsche. En una pared de mi ciudad está escrito: Cuando uno se asoma a un precipicio no sabe si mira el abismo o es el abismo el que le mira a él.
Me has recordado también al Coyote y al Correcaminos y también a esa canción de Björk, Hiperballad, que empieza diciendo: We live on a mountain, right on the top, it's beautiful... o algo así.
Saludos!

El detective amaestrado dijo...

No saltes, a veces los paracaídas son de mentira

Gwynette dijo...

Muy cinematográfico si, incluso te puse un vestido primaveral.
Mantén la cabeza clara,porque resistir es triunfar..sin saber como, de un día por otro y casi sin proponertelo te sentirás lejos del precipicio..

Abracitos de alcachofa

Anónimo dijo...

Cuando bordeamos un abismo y la noche es tenebrosa, el jinete sabio suelta las riendas y se entrega al instinto del caballo.

rfm dijo...

está tan bien contado que dan hasta ganas de saltar.

me gusta mucho tu blog.

saludos

Anna Fabló dijo...

sólo acuérdate de jalarme cuando caigas...